Foto: Referencial

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¿Qué hay detrás del hábito de morderse las uñas y cómo combatirlo?

Este hábito puede provocar desde infecciones hasta problemas dentales.


La onicofagia, comúnmente conocida como el hábito de morderse las uñas, es un trastorno compulsivo que puede tener consecuencias más graves de lo que parece. De acuerdo con la podóloga y cosmetóloga Yuyi Mendoza, “no solo se comen las uñas, sino también parte de la piel”.

Este comportamiento, lejos de ser únicamente una mala costumbre, está relacionado con factores como el estrés, la ansiedad, el aburrimiento e incluso puede ser hereditario, ya que muchas personas lo desarrollan por imitación.

Explica que existen dos niveles: leve, cuando no es repetitivo ni impulsivo, y severo, cuando la persona depende de la acción para liberar tensión o sentir satisfacción.

Relacionado con problemas psicológicos

En muchos casos, la onicofagia puede estar ligada a problemas psicológicos del pasado o simplemente a que la persona disfruta hacerlo.

“Cuando sienten las manitas llenas de células muertas, pellejos o callosidad, encuentran satisfacción en morderlas”, señala la especialista, destacando que, además de los trasfondos emocionales, se convierte en un hábito reforzado por el placer que produce.

Pero sus consecuencias van más allá de lo físico o belleza. Este trastorno puede afectar la salud de la piel, la boca e incluso la mandíbula, provocando problemas que requieran ortodoncia, desgaste del esmalte dental y mal aliento. Las uñas, al estar en contacto con gérmenes y bacterias, pueden generar paroniquia, una infección en la piel alrededor de las uñas, y deformaciones asociadas a la fibrosis, un tumor benigno en esa zona.

El riesgo no se limita a las manos: al ingerir fragmentos de uñas, se pueden desarrollar infecciones graves en la garganta, pérdida del apetito en niños y complicaciones digestivas.

¿Cómo identificarla?

Mendoza indica que hay señales evidentes: las uñas no crecen, presentan heridas, deformaciones, pus, sangre, mal olor y daños visibles en los tejidos.

Para combatir la onicofagia, recomienda buscar estrategias de canalización de la ansiedad, como usar una pelota relajante, masticar chicle o acudir a ayuda psicológica para tratar el origen del trastorno.

“Es importante entender que no es solo un mal hábito: es un trastorno que puede dañar seriamente la salud y debe abordarse a tiempo”, concluye la podóloga.