Foto: Referencial

Foto: Referencial

El límite del deseo: ¿cuándo la pasión se vuelve incontrolable?

El problema se convierte cuando éste ya llega a afectar el bienestar de la relación, dice ginecólogo y obstetra.


La sexualidad es un aspecto natural en el ser humano, pero existen casos en los que el deseo se manifiesta de manera excesiva y descontrolada. A esto se le conoce como ninfomanía, un término utilizado para describir el deseo sexual compulsivo, sobre todo en mujeres, aunque también puede presentarse en hombres (conocido como satiriasis).

El Dr. Javier Cantarero, ginecólogo y obstetra, aclara que “la ninfomanía es el deseo sexual extremo de una persona. No se le llama trastorno cuando una persona quiera hacer el amor diario, el problema se convierte cuando éste ya llega a afectar el bienestar de la relación, cuando la otra persona llega a decir: ‘no aguanto, basta’”.

Esto quiere decir que no es la frecuencia del acto sexual lo que determina la existencia de un trastorno, sino el impacto que este deseo incontrolable tiene en la relación y en la vida cotidiana.

Causas posibles de la ninfomanía

El especialista señala que la ninfomanía puede originarse en distintos factores. Uno de los principales son los factores psicológicos como traumas en la infancia, abusos sexuales previos, baja autoestima o trastornos de ansiedad y depresión que pueden desencadenar un comportamiento compulsivo en torno al sexo.

Así mismo factores biológicos y hormonales, desequilibrios en neurotransmisores como la dopamina o alteraciones hormonales también pueden influir en la regulación del deseo sexual.

Cantarero también añade que se suman factores sociales y emocionales, muchas veces por la necesidad de aprobación, la carencia afectiva o la búsqueda constante de placer como vía de escape a problemas emocionales y puede incluso relacionarse con otros trastornos de adicción, como la dependencia a la pornografía o el consumo de sustancias que incrementan la libido.

Consecuencias en la vida personal y de pareja

Si no se trata, este trastorno puede traer repercusiones significativas donde la pareja puede llegar a sentirse presionada, agotada o incluso rechazada si no logra satisfacer la demanda constante. Persisten problemas emocionales como sentimientos de culpa, frustración y vacío emocional.

“Las prácticas sexuales frecuentes y sin control aumentan la probabilidad de infecciones de transmisión sexual (ITS) y problemas ginecológicos”, agrega el galeno.

Abordaje y tratamiento

Cantarero enfatiza que la clave está en reconocer cuándo el deseo deja de ser saludable para convertirse en un obstáculo. El abordaje suele requerir un trabajo multidisciplinario, que incluye atención ginecológica para descartar causas hormonales, apoyo psicológico para trabajar el control de impulsos y, en algunos casos, intervención psiquiátrica.

El tratamiento no busca eliminar el deseo sexual, sino recuperar el equilibrio, fomentar relaciones más sanas y mejorar la calidad de vida de la persona y su pareja.