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¿Y si el amor propio se transforma en aislamiento?
Reflexionar sobre cuándo el autocuidado se vuelve desconexión, es clave, advierte psicóloga.
Sigmund Freud introdujo el concepto de narcisismo en el contexto del desarrollo psíquico del ser humano. Según él, se nace en una etapa de narcisismo primario, donde el amor está centrado en sí mismo.
A medida que el ser humano crece, aprende a dirigir ese amor hacia los demás. Sin embargo, en ciertos casos, las personas pueden regresar a una forma de narcisismo secundario, donde el individuo retira su afecto del mundo exterior y lo reinvierte en sí mismo.
Patricia González, psicóloga, advierte que existe un riesgo de volverse egoísta cuando las personas atraviesan dicha etapa y es necesario prestar atención para no caer en extremos insanos.
La experta también resalta la belleza que existe en poder amar a los otros eso sí, sin olvidar que para que esto sea posible es de rigor vivir bajo el amor propio también.
“La diferencia entre amor propio y egoísmo radica en la dirección y la intención, pues el amor propio te conecta contigo sin desconectarte del mundo y el egoísmo te aísla, aunque creas que te estás protegiendo", explica la experta.
Cuidarte no es egoísmo, pero si tus decisiones solo te benefician a ti y lastiman o excluyen a otros, es momento de reflexionar.