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Apnea obstructiva del sueño en niños: ¿por qué roncan los pequeños?
Afecta cerca del 5% de la población pediátrica, pero en niños con obesidad la cifra puede variar.
La apnea obstructiva del sueño es un trastorno respiratorio que afecta a niños y adultos, pero en la infancia puede tener repercusiones especialmente graves si no se diagnostica y trata a tiempo.
Según la Dra. Claudia Rodezno, neumóloga pediatra, esta condición “se debe a una obstrucción parcial o completa de la vía aérea superior”.
Las causas más frecuentes son la hipertrofia de amígdalas y adenoides, aunque también pueden influir malformaciones craneofaciales como la micronatia (mentón pequeño), macroglosia (lengua grande) o retronautia (mandíbula retraída).
La especialista explica que “la hipertrofia de amígdalas más frecuente se debe a infecciones bacterianas o virales repetitivas que provocan inflamación crónica”, algo común en niños entre los 2 y 8 años, etapa donde se presenta la mayor incidencia.
Otras causas asociadas son las enfermedades neuromusculares, el síndrome de Down, el reflujo gastroesofágico, las alergias, el asma y, cada vez más, la obesidad infantil, que se ha convertido en un factor determinante de este padecimiento donde la cifra puede subir hasta un 25%.
¿A qué edad y hora aparece con más frecuencia?
“La mayor incidencia se observa entre los 2 y 8 años”, destaca Rodezno. En los primeros cinco años, los síntomas más notorios se dan por la noche, los problemas para dormir y los ronquidos son intensos.
Sin embargo, después de los cinco años, los padres pueden notar que el niño está irritable, distraído o somnoliento durante el día, debido a los constantes despertares nocturnos. “Estos niños no alcanzan un sueño profundo ni un sueño REM reparador”, señala la doctora.
Durante la noche, los padres suelen observar episodios en los que el niño se queda como que no respira, se ahoga o suda profusamente, lo que refleja una caída en los niveles de oxígeno en sangre y activa una respuesta involuntaria del cuerpo para despertarlo.
Consecuencias de no tratarla
Las consecuencias de no tratar la apnea obstructiva del sueño pueden ir más allá del mal descanso: problemas de atención, bajo rendimiento escolar, alteraciones del crecimiento, trastornos neurológicos e incluso afectaciones cardíacas como hipertensión pulmonar o sobrecarga del corazón derecho.
“No hay que normalizar que el niño ronque como el papá o el abuelito”, advierte la experta, ya que ese sonido puede ser el primer signo de una obstrucción seria.
Tratamiento y control
En cuanto al tratamiento, la neumóloga enfatiza que debe ser multidisciplinario y dirigido a la causa: “Si el niño es alérgico o asmático, se tratan las enfermedades inflamatorias; si tiene reflujo, se controla con el tratamiento adecuado; y si presenta sobrepeso, se trabaja en la reducción de peso para mejorar la respiración”.
En casos específicos, se recurre a cirugías correctivas o a dispositivos como el CPAP nasal, que ayuda a mantener abiertas las vías respiratorias durante el sueño.