Foto Cortesía

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Playa La Poza del Padre: la más contaminada con desechos plásticos en el Pacífico de Nicaragua

Según un análisis de la Red Latinoamericana de Playas.


La contaminación de los océanos con desechos plásticos ha registrado un incremento en los últimos años con un impacto severo en los ecosistemas marinos, afirmaron expertos chilenos.

La producción de plástico a nivel global en los últimos años ha sobrepasado los 300 millones de toneladas anuales, cerca de 13 millones de toneladas cada año van a parar a los océanos.

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En un reciente análisis aplicado a la Red Latinoamericana de Playas para conocer de dónde proviene la basura que contamina estos cuerpos de agua, se descubrió que la playa de La Poza del Padre en el Pacífico de Nicaragua es la que más desechos plásticos, con epibiontes u organismos marinos adheridos, ha recibido hasta ahora.

"Es decir que estos desechos fueron arrastrados desde otro lugar por las corrientes marinas hasta la playa,", según Martin Thiel, docente de Biología Marina Universidad Católica del Norte de Chile.

Hay diferentes grupos de animales marinos que están siendo afectados por estos plásticos y microplásticos ya sea porque se enredan en ellos o porque los ingieren.

“Hemos visto algunos estudios que han demostrado también que en las heces de los animales están apareciendo plástico, entonces la contaminación marina por microplástico está llegando desde el mar a nuestra mesa”, advirtió Rocío Álvarez, especialista en ecología y biología evolutiva de la Universidad de Chile.

Al estar expuestas al sol en la superficie del océano, estos desechos plásticos se fragmentan en pequeños pedazos de microplásticos y que en su mayoría las corrientes los concentran en el Pacífico Sur, aseguró Thiel.

El estudio determinó que en la mayoría de países, los generadores de la contaminación marina son las fuentes locales que producen estos desechos que de una u otra manera terminan depositados en las playas y océanos donde pueden pasar hasta años siendo arrastrados de un lugar a otro por las corrientes marinas.

La pandemia, según los especialistas, vino a poner sobre la mesa la urgencia de un cambio de comportamiento del ser humano con la naturaleza donde la familia, la sociedad civil y tomadores de decisiones serán claves para innovar a fin de garantizar océanos sostenibles.