EFE

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Lluvias en el centro de Chile dejan cuatro desaparecidos y unas 12.300 personas aisladas

El agua destruyó completamente 1.488 viviendas y dañó otras 3.284.


Las intensas lluvias que sacuden la zona central de Chile desde la semana pasada dejan hasta este martes dos muertos, cuatro desaparecidos y más de 12.300 personas aisladas, según el último balance del Servicio Nacional de Prevención ante Desastres (Senapred).

El agua destruyó completamente 1.488 viviendas y dañó otras 3.284, lo que obligó a trasladar a más de 1.600 personas a albergues improvisados.

Los damnificados por las fuertes precipitaciones, que no se veían en Chile desde hace 30 años, crecieron este martes hasta los 13.370.

La región del Maule, 280 kilómetros al sur de la capital, acumula por sí sola el 80 % de los afectados, seguida por la región del Biobío y la Región Metropolitana.

El Gobierno declaró este martes la emergencia agrícola entre Valparaíso y la región del Biobío por la afectación de las inundaciones a miles de hectáreas de terrenos de cultivos y la infraestructura hídrica.

"Tenemos el desafío de poner en marcha el sistema hídrico para la próxima temporada. El invierno va a volar y hay muchas zonas con infraestructuras dañadas", pidió el presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Antonio Walker, a la salida de una reunión en Santiago con el presidente Gabriel Boric, en la que ofreció la colaboración del gremio para ayudar a los damnificados.

Las lluvias cayeron con fuerza desde el pasado jueves en toda la zona central del país. Los sectores precordilleranos fueron los principales afectados en la Región Metropolitana, y varios puntos de las regiones al sur de la capital llevan varios días aislados, con víveres escasos y sin posibilidad de salir excepto por vía aérea.

Las precipitaciones dejaron más de 100 litros por metro cuadrado de agua en varias zonas del país, y hasta 589 litros por metro cuadrado en un punto de la región del Ñuble, a 400 kilómetros al sur de la capital.

En opinión de los expertos, las abundantes precipitaciones se deben a las altas temperaturas en las cimas de la cordillera de los Andes, inusuales en este inicio del invierno austral, consecuencia de los efectos del fenómeno de El Niño y agravados por el cambio climático.

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