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Devotos conmemoran más de 400 años de la tradicional "Lavada de la Plata”

La pandemia de la Covid-19 no detuvo la afluencia de fieles católicos


Miles de nicaragüenses llegaron hasta la Basílica Menor de la Inmaculada Concepción de María, en el municipio de El Viejo, Chinandega, para participar de la tradicional “Lavada de la Plata”.

La persistencia de la Covid-19 y la presencia de cuatro variantes de la misma en el país no detuvo a los devotos a la madre de Dios, quienes llegaron cumpliendo estrictos protocolos de bioseguridad en contra de esta enfermedad.

La “Lavada de la Plata”, como se llama a la limpieza de los enseres de la imagen de la Inmaculada Concepción de María, conocida popularmente como la Virgen del Trono, cumplió 459 años en los que las familias católicas devotas aseguran que es esencial la transmisión de la fe de generación en generación.

Rosa Matilde Artola tiene 80 años de ser devota de la Virgen del Trono. Su abuela, quien falleció hace 50 años, le inculcó esta tradición.

“Aquí estoy viniendo con mis 80 años porque la Virgen ha intercedido mucho por mí, aquí seguiré siempre, andamos con familiares visitando a la madre de Dios, de mi pueblo Ticuantepe andan seis buses que año con año nos movilizamos desde tempranas horas", dijo Artola.

Teresa Romero es otra feligresa de la virgen, a quien le cumple una promesa desde hace 40 años. Su deseo es transmitirle el amor de la Virgen María a sus nietos.

Durante la santa misa, el obispo de la Diócesis de León, Monseñor René Sandigo, manifestó que es necesario imitar de la Virgen María el valor de la escucha y la tolerancia.

El obispo señaló que la lavada de la plata no solo debe ser un acto de fe simbólico sino llevarse a la práctica, al limpiar también el corazón de cualquier pensamiento maligno.

“Decirle; señor, así como yo estoy limpiando este metal, limpia mi corazón y limpia el corazón a mi familia, límpianos, que no haya suciedad en nuestros corazones, que no haya odio, que no haya injusticias, rencores, maldad, límpialo”, finalizó Sandigo.

Tras la santa misa, el obispo procedió a bajar del trono a la imagen de la Virgen María, mientras los feligreses católicos formaron una fila y con algodón en mano procedieron a pasar a la capilla que se ubica al lado del altar para limpiar los enseres de plata y oro de la imagen de la Inmaculada Concepción de María.

Durante la santa misa se pidió a los devotos no descuidar las medidas de prevención contra la Covid-19, por ello fue obligatorio el uso de mascarillas para ingresar al templo.