Referencial
Familiares de nicaragüense asesinada en Costa Rica señalan a expareja como autor
Creen que el hombre actuó en venganza porque la mujer había establecido una nueva relación sentimental.
Para los familiares de Marta Poveda Suárez, recientemente asesinada en Costa Rica, el principal sospechoso del crimen es la expareja de la víctima, conocido solo como “Johnny”.
No obstante, las autoridades de la Organización de Investigación Judicial (OIJ) y de la Fuerza Pública de Costa Rica no han revelado a quién están buscando como principal sospechoso.
Los familiares de la fallecida, presumen Johnny actuó en venganza, porque esta hace unos meses había establecido ya una nueva relación sentimental con José Luis Barrera Useda, de 49 años de edad.
Con esta hipótesis, la familia de la víctima descarta que el móvil del crimen sea el robo, ya que aseguran que esta ya había recibido amenazas de su expareja. Sin embargo, la autoridad de Costa Rica no ha brindado información al respecto.
Denis Suarez, hermano de la víctima, contó a VOS TV que desde hace un año Martha había dejado a su ex pareja, porque le propiciaba maltrato físico.
“Él (Johnny) vivía muy cerca de la finca donde mi hermana vivía y ya había llegado a amenazarla con matarla, por eso creemos que fue él”, indicó
Marta era originaria del municipio de Nueva Guinea, pero hace 20 años vivía en Costa Rica. Tenía cinco hijos e hijas, la menor de 17 años.
“Pareciera que planearon fingir un robo, porque todo estaba tirado en el suelo y quebrados varios objetos, pero nada se llevaron, además ellos trabajaban en esa finca, eran pobres no tenían tanto dinero, ni nada que se les pudiera robar”, refirió Suarez.
El pasado 11 de febrero, los cadáveres de Marta Poveda Suárez y su pareja actual José Luis Barrera Useda, de 49 años de edad, fueron encontrados degollados en el sector de las Tiricias de Pocosol, mejor conocido como el Mojón 2 de San Carlos, Alajuela en Costa Rica, cercano a una finca donde habitaban a poca distancia de la frontera con Nicaragua.
Autoridades costarricenses informaron en sus investigaciones preliminares que las víctimas habían sido amordazadas y maniatadas antes de ser asesinadas. La mujer nicaragüense dejó cinco en la orfandad.
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