Cortesía/Referencial
Jóvenes Ambientalistas demandan atención para los manglares
La organización señala que estos se encuentran siendo aprovechados por las industrias.
Las secuelas del huracán Julia en 2022, han dejado los manglares de Nicaragua severamente dañados, impactando aproximadamente el 30% de la línea costera, según informó la organización Jóvenes Ambientalistas.
Estos ecosistemas vitales, conocidos como barreras naturales contra las inundaciones costeras, han sido lamentablemente descuidados por las instituciones pertinentes.
Según los ambientalistas, existe una necesidad urgente de un análisis integral por parte de las autoridades gubernamentales con respecto a las actividades económicas que contribuyen a la degradación de los manglares. Ciertas industrias que operan en la región están explotando estos recursos sin la consideración suficiente para una restauración adecuada.
“A manera que el bosque va siendo eliminado por nosotros, los seres humanos, por nuestros proyectos económicos, como los urbanizadores, de ganadería intensa, por los proyectos del monocultivo como del maní, las naranjas; todo esto va afectando poco a poco porque el manglar es el que está debajo de las costas y cuando el bosque se va terminando de la parte de arriba el manglar va presentando daños enormes”, dijo Raomir Manzanares, de Jóvenes Ambientalistas.
Un equipo internacional de investigadores ha confirmado ahora que la explotación implacable de los manglares representa un factor de alto riesgo para estos ecosistemas cuando los esfuerzos de restauración no se implementan adecuadamente.
“La situación exige la atención inmediata de las autoridades para proteger y restaurar estas invaluables defensas naturales. No actuar con prontitud no solo amenaza el bienestar de los manglares, sino que también expone a las comunidades costeras a una mayor vulnerabilidad frente a posibles desastres naturales futuros”, mencionó Manzanares.
Jóvenes Ambientalistas insta a un esfuerzo de colaboración entre las agencias gubernamentales, las industrias privadas y las organizaciones ambientales para abordar este problema crítico y garantizar la preservación a largo plazo de los manglares de Nicaragua. Su descuido sostenido debe rectificarse mediante una administración responsable y medidas proactivas para salvaguardar el equilibrio ecológico de las regiones costeras.
