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Valiente: Un accidente de tránsito le cambio el rostro, pero no las ganas de vivir

Beyra Cano, es una joven del municipio de San Rafael del Sur, departamento de Managua que sobrevivió a un accidente de tránsito en el 2015.


Los accidentes de tránsitos son considerados un problema de salud pública porque aumentan considerablemente, dejando dolor, pérdidas materiales y lesiones de por vida. A pesar de los esfuerzos de las autoridades para erradicar este flagelo, la falta de conciencia de los conductores continúa siendo una lucha constante.

Los lesionados por accidentes de tránsito viven con el recuerdo emocional y físico de lo que un día pudo haber sido el último de sus vidas.

Beyra Cano, es una joven del municipio de San Rafael del Sur, departamento de Managua que sobrevivió a un accidente de tránsito en el 2015 a bordo de una unidad interlocal que viajaba de la capital a su municipio.

Luego de salir de la universidad para empezar lo que sería unas vacaciones de Semana Santa, Beyra espero el microbús como de costumbre en las afueras del recinto, al abordar la unidad y sentarse decidió dormirse, pero el sueño se vio interrumpido por una pesadilla.

Era un 28 de marzo del 2015, y mientras Beyra Cano dormía en el microbús, este se estrelló de frente contra una rastra; gritos, dolor, escombros y desesperación se apoderaron de los pasajeros del microbús, mientras Beyra no despertaba del profundo sueño, y mientras lo hizo no sabía lo que pasaba y por qué la estaban trasladando en ambulancia hacia un hospital.

"Veníamos todos sentados, no venía nadie de pie, a los pocos metros que me senté me dormí, no vi el impacto del accidente, solo cuando desperté estaba en una camioneta y me acuerdo que la gente gritaba, lloraba, pero yo no sentía nada, yo estaba como cansada y pensé que era un sueño y decía que si era una pesadilla ya me quiero despertar", relata Beyra Cano

"Cuando se acercó un médico que atendió a todos los que gritaban y se quejaban, llegó donde mi porque pensó que no tenía nada grave y cuando me vio me dijo que tenía la cara desbaratada, él se impresionó tanto y empecé como histérica a llorar y decir que no era verdad, en eso llegó una enfermera y me tranquilizó", recuerda.

Mientras Beyra era trasladada hacia el hospital, su mamá doña Elizabeth Cano, tenía un mal presentimiento esa tarde, había decidido pasar por ella en la universidad para ir al cine en familia, al no encontrarla su temor aumentó, sin saber que su hija era una de las víctimas graves del accidente. Una llamada, alertó a la familia.

"Decidimos ir al cine con los chavalos y ella estaba en clases, cuando voy en el camino yo llevo algo en mi pecho, como una ansiedad por llegar a la universidad para que saliera y se viniera con nosotros, cuando yo llego, pregunto por Beyra, me dijeron que ya se había ido, entonces me fui al cine, estábamos sentándonos y recibí una llamada de mi esposo, él se queda asustado y no me quiso decir, cuando vamos en camino, me dijo que Beyra tuvo un accidente", dijo Elizabeth Cano.

Beyra Cano es víctima de un accidente de tránsito ocurrido en el 2015

Cuando doña Elizabeth Cano llegó al hospital, piensa lo peor al ver familiares llorando y heridos; su único pensamiento era ver a su hija, sin saber que estaba siendo atendida por médicos especialistas por la gravedad de la herida. Según reportes, una lata impactó en el rostro de Beyra Cano desfigurándolo por completo, una herida que los médicos tuvieron que valorar si podían recuperarle su ojo izquierdo y parte de su rostro dañado.

Toda su cara estaba vendada, estaba súper inflamada, súper golpeada y yo no tenía idea lo que había pasado y luego su mamá nos contó que una lata golpeó su rostro y lo primero que preguntamos si estaba bien su ojo", dijo Bydia Manzanares, amiga de Beyra.

De los 16 lesionados en el microbús, ella era una de las más graves porque había perdido mucha sangre y tenía residuos metálicos, vidrios y coágulos en el rostro. Tuvo que ser intervenida de emergencia.

"Estoy con vida y ahora que estoy aquí voy a luchar para salir del hospital, esa fue mi mentalidad todo el tiempo; yo tomaba mis decisiones y estaba consciente y con la disposición de recuperarme, pasé todo el proceso y eran miles de puntadas las que me hicieron, pensaba que todo sería rápido y al día siguiente me iba a ir a mi casa, pero no me había visto, los médicos tomaron la decisión de tenerme a mí al margen de la realidad para que siguiera animada", recuerda Beyra.

Una lata impactó en su rostro desfigurándolo por completo y dejando cicatrices de por vida

A los 10 días, Beyra abandonó el hospital, y había llegado el momento de verse al espejo, un momento que ella cataloga como un día de impacto emocional, pero también de agradecimiento a Dios por seguir con vida.

"Yo me tenía que ver en el espejo porque ya tenía que quitarme las vendas, entonces tenía que andar las puntadas al aire, yo le dije señor una oración, -yo quiero verme bien, si la gente no me ve bien, no importa, que me vea bien yo y eso es todo-, y así fue, eso no me afectó porque no me define mi forma de ser".

En nueve meses, Beyra tuvo 10 cirugías, cada una más compleja que la anterior, que buscaba reconstruir la parte izquierda del rostro y tratar de eliminar lo más posible la cicatriz que se extiende hasta su hombro izquierdo. Cada sesión era difícil e incluso dolorosa, un proceso lento que según ella la atormentaba.

“Todavía hace como un año dejé de hacerme cirugía, me hice 11 reconstructivas, fueron como seis generales que te duermen toda y como cinco cirugías locales, yo un día le dije a la doctora que me sentía cansada de tantas operaciones, yo me siento y me veo bien, por vanidad ya no, pero siempre me decían que era por la cara, entonces fue al final un proceso duro", indica Beyra.

Más de once cirugías ha recibido en su rostro para lograr sanar los daños producto del accidente de tránsito

Siete años después del accidente, hoy Beyra Cano continúa viviendo en San Rafael del Sur, logró terminar su carrera de mercadeo y publicidad, ha trabajado en hoteles de prestigios y otras empresas. A pesar de que su cicatriz la mantiene, ella dice que ahora es parte de su vida para inspirar y motivar a otros que Dios siempre da una segunda oportunidad.

"Siempre cuando pasó una crisis siempre me digo que pasé lo del accidente, esto es superarle y yo lo busco para motivarme yo misma de que tuve la fortaleza y el impulso de que uno lo que quiere lo puedo lograr, no hay que enfocarse en el problema sino en la solución o las oportunidades", sostiene Beyra Cano.

Junto a su madre, cada fin de semana asisten a misa para dar gracias al creador por haber superado tan difícil momento; y para entender que quizás ella tiene una misión en este mundo, aunque todavía dice desconocerla.

"Ella cree, es obediente y lo bonito que tiene lo tiene adentro, es linda, sin resentimiento y eso le ayuda a ella y a mí", dice su mamá.

Beyra Cano utiliza su testimonio como una manera de inspiración y su cicatriz se ha convertido en una forma de motivarla