Fotografía: Héctor Escobar

Fotografía: Héctor Escobar

Marina Morales y sus cinco décadas entre telas, hilos y agujas

Esta costurera de 72 años ha confeccionado no solo una cantidad de vestuario en diferentes estilos y colores, sino también una historia de determinación, herencia y amor por su oficio.


Marina Morales, una valiente costurera de 72 años de edad, es el vivo ejemplo de como una pasión puede convertirse en una vocación de vida. Con 54 años de experiencia en el arte de la costura, convivir entre telas, hilos, aguja y al ritmo del "pedaleo", esta modista ha confeccionado no solo una cantidad de vestuario, sino también una historia de determinación, herencia y amor por su oficio.

Su historia comienza en 1969, cuando una amiga le pidió que cosiera unos vestidos para sus hijas, pero ella no sabía coser en ese tiempo. Fue en ese momento crucial que ella sintió como si un impulso divino la guiara hacia su destino. Su cuñado tenía una máquina de coser y unas tijeras, y con esas herramientas en la mano, comenzó su travesía en el mundo de la costura. "Fue como si Dios me guiara y me diera el ánimo para aprender", recuerda con una sonrisa de oreja a oreja.

A lo largo de los años, perfeccionó su habilidad observando y desentrañando los secretos de las prendas. "Me fijaba en camisas de hombre y de ahí empecé", cuenta con orgullo. Desde entonces, ha confeccionado todo tipo de prendas, desde vestidos de novia hasta trajes de danza folclórica, pantalones de hombre y ropa de mujer. Su habilidad y dedicación la convirtió en una costurera respetada y solicitada en su comunidad.

Doña Marina reflexiona sobre su oficio con gratitud y humildad. "Esto es un don que Dios me dio", dice. Aunque sus hermanas recibieron formación formal en costura, Marina considera que su habilidad es un regalo innato. A lo largo de los años, ha sido su trabajo el que ha sostenido a su familia, criando a sus 4 hijos mientras hilaba y cosía con pasión incansable.

Con un brillo en los ojos, habla sobre los momentos de su vida en los que pensó que no podría cumplir con su carga de trabajo. "Siempre supe lo que podía manejar", dice con seguridad. A pesar de las dificultades y los desafíos, ha mantenido su ética de trabajo impecable y ha acumulado clientes fieles que confían en su experiencia.

Con el paso del tiempo, esta carismática costurera ha aprendido a equilibrar su trabajo con su vida personal. "Antes trabajaba hasta altas horas de la madrugada, pero ahora la salud y las circunstancias no lo permiten tanto", explica.

Un legado que siguió su hija

Originaria de Managua, esta experta de la costura ha confeccionado su vida en este lugar. Después de sobrevivir al terremoto de 1972 y varios cambios de ubicación, ha encontrado su hogar en una casita donde trabaja junto a su hija Patricia, con la satisfacción de haber forjado una carrera exitosa y una familia amorosa.

A medida que Marina reflexiona sobre su legado, habla con ternura de su hija, quien siguió sus pasos como costurera. Aunque no le enseñaron directamente, su habilidad parece haber sido transmitida de generación en generación. "La sangre y la herencia también juegan su papel", dice Marina con una sonrisa.

Patricia, hija de MarinaEn el horizonte, Marina vislumbra un tiempo en el que su ritmo de trabajo pueda disminuir, pero su amor por la costura sigue encendido. "No pienso retirarme por completo", afirma. Aunque sus manos pueden cansarse con el tiempo, el amor y la pasión que Marina ha puesto en su oficio seguirán siendo un testimonio inspirador para todos los que la conocen.

La historia de Marina Morales, la costurera que ha confeccionado sueños y telas a lo largo de cinco décadas, es un recordatorio conmovedor de como la dedicación y la pasión pueden confeccionar una vida plena de logros y satisfacción.

Marina con su colección de trajes de danza folclórica ➤ Suscríbete a nuestro canal de YouTube