Eda Pineda junto a sus tres hijos. /Laura Vílchez,

Eda Pineda junto a sus tres hijos. /Laura Vílchez,

La sobreviviente de cáncer que ha recibido 24 quimioterapias y 90 radioterapias

Conozca el testimonio de dos mujeres que le han ganado la batalla al cáncer y el de una paciente de cáncer cervicouterino.


La ganas de seguir viviendo, la fe y el amor hacia sus hijos son los que mantienen en pie, a Eda María Pineda Martínez, de 49 años, una capitalina que ha vivido los procesos más duros, entre las agujas, salas de hospitales, las temibles quimioterapias y una decena de médicos.

Es ama de casa y desde hace nueve años colabora desde la fundación Movicáncer, a través de la Escuela Taller, donde apoya a las mujeres con cáncer.

“Yo me vivía chequeando porque tengo a mi hermana mayor que padeció de cáncer, le quitaron un seno y yo vivía pendiente con mis chequeos, todo estaba bien, pero un día que estaba haciendo almuerzo sentí un punzazo en el seno izquierdo, casi debajo de la axila y apagué la cocina porque fue un dolor tan inmenso, me fui al cuarto, me examiné y sentía como un granito de frijol”, relata esta sobreviviente de cáncer.

Asegura que no dejó pasar el tiempo y al día siguiente se fue a la clínica, el doctor la examinó; y tras hacerle la mamografía y ultrasonido, la noticia le fue confirmada a través de la radióloga.

“Fue algo tan terrible, yo no sentía que caminaba, sentía que volaba”, dice. El siguiente paso fue una biopsia por aguja fina, pero no definía si estaba o no el cáncer. Luego vino la segunda biopsia en el hospital Bertha Calderón, pero fue hasta en la tercera por medio de trucut, una aguja grande e inmensa que extrae más tejidos profundos de la mama, que se confirmó el cáncer, se trataba de un carcinoma ductal grado 2 en la mama izquierda.

Los ciclos más dolorosos

Desde entonces inicio las quimioterapias, cuatro ciclos y cada uno incluía tres. “Cuando empecé el primero y segundo casi pierdo la vida, por las quimioterapias, el químico, vómitos, diarrea, fiebre, débil, el algo terrible, el tratamiento que ponen, no hay otra opción”, dice Eda María.

Para esta sobreviviente de cáncer, en esos momentos fue su hijo menor, que para entonces tenía tres añitos, el “motor” de vida para ganarle la vida al cáncer. “Yo estaba agonizando y él llegó a mi cama, me movía la rodilla y me decía mamita, yo te necesito, me tienes a mí y me hizo volver, yo dije, tengo que ser fuerte, tengo que agarrar agallas y confiando en Dios, yo sé que me voy a levantar, yo le creí cien por ciento a Dios…”, añade.

Tras ese episodio vino la cirugía (mastectomía radical), le quitaron su seno por completo, luego le hicieron transfusiones de sangre, “fue un proceso largo, luego volví a entrar a quimioterapias, cuatro ciclos más”, confiesa Pineda Martínez, quien lleva hasta el momento 24 quimioterapias y 90 radioterapias.

“Gracias a Dios lo logré, ahorita, estoy en mi chequeo anual que me hacen, siempre confiando en Dios que todo va a salir bien, que no va a volver, porque Dios hace su trabajo completo”, finaliza la sobreviviente de cáncer que tiene tres hijos, una mujer de 28 años y dos varones de 22 y 15 años.

Pineda Martínez en este mes rosa invita a todas las mujeres, no específicamente de Nicaragua, a que se chequeen a tiempo, “un diagnóstico temprano le puede salvar la vida”, finalizó.

La historia de Maribel Zúñiga Wlater afectada por cáncer en la cabeza y de mamas

Maribel Zúñiga Wlater, originaria de Bilwi, Puerto Cabezas, de pequeña sufrió un golpe en su cabeza que años después le provocó un cáncer, el que gracias a la detección temprana de inmediato fue operado. Lo que parecía un triunfo por el rápido actuar de los médicos de su municipio, en dos meses acabó, cuando la enfermedad regresó.

Lo preocupante es que el tumor en su cabeza, esta vez, se había extendido también a su pecho.

“Tras la operación en mi cabeza, sentí una pelota en mi pecho al mismo tiempo, entonces me dijo el doctor que eso podía tratarse de la leche que me quedó luego de tener a mis hijos a temprana edad, fue lo que lo produjo”, cuenta.

Maribel asegura que ver partir a otras mujeres con cáncer, ha sido una de las cosas más difíciles que le ha tocado experimentar con la enfermedad, relata que en sus visitas al hospital Bertha Calderón, donde hace un año logró superar el cáncer, ha contabilizado a 18 féminas que han fallecido.

Relata que cuando inició su tratamiento, cada 15 días recibía hasta 20 quimioterapias, con ellas hoy día ha logrado superar el cáncer y actualmente asiste una vez por mes a sus chequeos rutinarios; aunque está consiente que la enfermedad puede volver a aparecer.

“Mi hermana y mi hija mayor me acompañaron durante dos meses en este proceso, pero estaba viendo que ellas también se me ponían graves al ver mi situación, le dije a mi hermana que lo mejor era que yo siguiera mi proceso, acá sola y prometí volvería con vida, tenía la fe”, añade.

Esta sobreviviente, de 52 años de edad, reconoce que la Escuela Taller de Confección del Hospital Bertha Calderón, creada por la organización Movicáncer, ha sido clave en su recuperación, porque le ha servido como un método de rehabilitación.

“La máquina de coser, la oración y la lectura de la Biblia, han sido mi guía y cuando entre a este proyecto ver a las mujeres interactuando en mi misma situación me levanto el ánimo, somos más de 30 mujeres que estamos en este taller”, expresa.

Una paciente de cáncer cervicouterino

Por su parte, Sayda León, de 44 años, en julio de este año fue diagnosticada con cáncer cervicouterino, desde entonces empezó por algunos procesos que la han llevado por las quimioterapias.

"Fue una noticia impactante para mí, porque nunca me lo esperé, estoy en esta lucha, en este proceso, ya estoy en tratamiento de quimioterapias, radioterapias y bracoterapias", dice la paciente, que lleva 12 radioterapias y dos quimioterapias.

Sayda León junto a la sobreviviente de cáncer de mama, Eda Pineda. / Laura Vílchez.

"Gracias a Dios no he sentido efectos secundarios, Dio se ha manifestado en mí, ya el próximo martes tengo la tercera quimioterapia, de cinco que me harán, 25 radiaciones y cuatro bracoterapias, ese sería mi tratamiento para finalizarlo en los primeros días de diciembre", dice esta mujer luchadora originaria de Juigalpa y madre de dos hijos.

Su cáncer fue descubierto a través de una biopsia, "me dio un fuerte sangrado con muchos dolores, cuando fue al ginecologo y me hicieron la biopsia, me llamaron a los 22 días para decirme que era positivo, un cáncer", dice León, quien invitó a las mujeres a chequearse a tiempo "para que no pasen esto que estoy viviendo yo", finalizó.

Mujeres abandonan su tratamiento

Aunque esta caribeña está dispuesta a continuar su lucha contra el cáncer para mantenerse libre de esta enfermedad, Movicáncer lamenta que sus registros indiquen que en este año hasta un 45% de las pacientes con cáncer de mama hayan decidido abandonar su tratamiento.

El doctor Benito Martínez, director de Movicáncer, refiere que el abandono, se debe a que varias mujeres son cabezas de familia y si priorizan sus tratamientos, no tendrán la oportunidad de seguir trabajando.

“Ya sabemos que si a un hijo menor de una mujer con cáncer, se le priva de la oportunidad de seguir unidos en la familia y tiene que salir a ganarse la vida, porque ya su mamá no le puede hacer, entonces este hijo se enfrenta no solamente a dejar la escuela, sino que ingresa de manera más temprano a la vida laboral, se expone al abuso laboral”, enfatiza.

Según el médico, el taller escuela que ha beneficiado a Maribel, contribuye a superar el síndrome postraumático, que tiene que ser atendido oportunamente por el Departamento de psicología y trabajo social de cada hospital donde son atendidas.

Solo el año pasado 234 mujeres y un hombre, fallecieron por cáncer de mama en Nicaragua, según el Mapa Nacional de la Salud del Minsa. Maribel vive un día a la vez, agradecida con Dios por la oportunidad de vida que le ha regalado y porque no ha requerido ser sometida a una mastectomía.

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