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El virus de Coxsackie, una amenaza latente en niños y niñas pequeños

La infección con este virus provoca la enfermedad de manos, boca y pies, un padecimiento que puede ser muy doloroso y de fácil propagación.


La enfermedad de manos, boca y pies provocada comúnmente por el virus de Coxsackie A16 y otros virus, es un padecimiento altamente contagioso y frecuente en niñas y niños pequeños, que puede presentarse en cualquier momento del año, advierte Fulgencio Báez, médico pediatra especialista en oncología.

Si su niño o niña presenta fiebre leve, puntitos rojos, úlceras o ampollas en la lengua, labios, boca, manos y pies, codos, rodillas o en las nalgas, es posible que esté infectado con esta enfermedad que puede resultar dolorosa para el paciente sobre todo a la hora de comer y beber, según Báez.

“Estos puntos rojos se van trasformando en ampollas de alrededor de dos milímetros que se pueden romper y queda una zona rojiza como pequeñas ulceritas dolorosas, molestas incómodas. En la boca es donde da más problemas porque duelen y al momento que querer alimentarse no pueden porque les duele tragar, masticar. Los niños pueden tener apetito, pero no pueden comer, a veces no quieren tomar ni líquido”, explica.

El médico explica que esta enfermedad, aunque es benigna, puede durar de 7 a 10 días. Advierte que es altamente contagiosa pues se trasmite por las vías respiratorias a través de las gotitas de saliva, por el contacto con heces fecales, superficies y objetos contaminados con el virus, incluyendo juguetes y por contacto directo con una persona infectada.

Recomienda a los padres de familia no enviar a su hijo o hija a clases si fue diagnosticado con esta enfermedad o si hay sospecha de que la tenga, ya que podría contagiar fácilmente a otros niños y adultos.

“En el kínder tienen que estar alertas, cada día hay que revisar a los niños que llegan, revisarles las manitos, la boquita y si ven tienen ampollas sospechosas no permitir que ingrese a las aulas de clases porque va a contagiar a otros niños”, indica.

Debido a fácil propagación recomienda el constante lavado de manos, mantener la higiene y desinfección en el hogar. De darse la infección, lo ideal es aislar al paciente mientras dure la enfermedad, incluso tener el cuidado de que no comparta con los demás miembros de la familia utensilios como vasos y platos.

El especialista asegura que para enfermedad no existe ni vacuna ni cura y requiere de un diagnóstico médico para tratar los síntomas, ya que pueden llegar a confundirse con varicela.

“No existe ningún antiviral que sea útil, no pueden estar indicando los médicos antivirales para esta enfermedad porque no sirven de nada, más bien le agregamos un problema más a los niños el estar consumiendo medicamentos que no son útiles. Si hay mucho dolor o mucha molestia, el acetaminofén o ibuprofeno pueden ayudar a disminuir el dolor y el malestar; la dosis tiene que calculársela su médico porque eso es según el peso de cada niño, no por la edad”, subraya.

A su vez, pueden indicarse algunas cremas y geles para tratar las úlceras en la piel, pero siempre bajo receta médica. Afirma que sin importar el medicamento que se recomiende para tratar los síntomas, es el mismo sistema inmunológico de paciente el que se encarga de controlar la enfermedad.

Aunque suelen darse en raras ocasiones, asegura que entre las complicaciones que pueden surgir con esta enfermedad están la meningitis y la deshidratación, ya que al tener dificultades para ingerir líquidos, el niño o niña puede deshidratarse.