Miles de escuelas seguirán cerradas en Panamá pese al inicio del diálogo


Más de 800.000 estudiantes en Panamá continuarán sin clases por una huelga docente, ariete de las protestas masivas y bloqueos de vías contra el alto costo de la vida y la corrupción que se registran desde hace semanas, pese al inicio de un diálogo con el Gobierno para solventar la crisis.

La suspensión de clases a nivel nacional decretada el pasado 6 julio por la Asociación de Profesores de Panamá (Asoprof) se levantará cuando el Gobierno de Laurentino Cortizo "demuestre que quiere resolver los problemas" de la educación, dijo este viernes a Efe el secretario general de esa organización, Fernando Ábrego.

Ábrego es uno de los líderes gremiales que participan en la mesa única de diálogo instalada el jueves en la provincia interior de Coclé, luego de que tres iniciativas anteriores impulsadas por el Gobierno fracasaron entre acusaciones de gremios y sindicatos de que se intentaba dividir y debilitar al movimiento social.

"Iniciar un diálogo no implica una respuesta a las demandas populares, menos conociendo al Gobiernos y todas sus estratagemas anteriormente", afirmó el secretario de Asoprof al sustentar la decisión no llamar aún a un retorno a las aulas.

Es así que este viernes volvieron a amanecer cerradas las escuelas públicas de Panamá, que según datos del Ministerio de Educación (Meduca) son alrededor de 3.000 con más de 840.000 alumnos inscritos en el año lectivo 2022-2023 que comenzó en marzo pasado.

"Queremos volver a las aulas sabiendo que va a parecer en el presupuesto general del Estado el 6 % del producto interno bruto (PIB) para la educación", que es la exigencia de los gremios en la mesa, afirmó Ábrego, que insistió en su denuncia de que las escuelas no están dotadas con lo necesario para impartir enseñanza.

Esta huelga tiene lugar apenas meses después de reiniciadas las clases presenciales tras dos años de educación a distancia debido a la pandemia de la covid-19, una situación que hizo retroceder de manera importante la calidad de los aprendizajes en un sistema educativo ya de por sí deficiente, según organizaciones internacionales y locales.