Embajador de la UE en Nicaragua / Cortesía

Embajador de la UE en Nicaragua / Cortesía

Embajador de la Unión Europea visita comunidades rurales de Chontales

Según la UE, la meta en un futuro en San Pedro de Lóvago es la de capacitar a sus pobladores en separación de la basura.


El embajador de la Unión Europea (UE) en Nicaragua, Pelayo Castro, visitó comunidades rurales del departamento de Chontales, con el fin de conocer de primera mano la realidad de los pobladores y evidenciar a través de los mismos beneficiarios cómo la cooperación europea está ayudando a cambiar la vida de los nicaragüenses que viven en situaciones más difíciles.

“Revitaliza nuestro compromiso con los nicaragüenses, especialmente con las poblaciones más necesitadas y vulnerables, comprobar en el terreno la felicidad de las familias por tener agua potable accesible, electricidad en casa por primera vez mediante la energía solar, cocinas que reducen el humo y el consumo de leña en beneficio de la salud y el medio ambiente o un vertedero acondicionado adecuadamente para el manejo de desechos”, expresó Pelayo Castro durante una reciente visita a proyectos de cooperación de la UE en San Pedro de Lóvago, Chontales.

Unas 44 familias de la comunidad Zanzíbar, ubicada a 40 kilómetros de San Pedro de Lóvago, ahora cuentan con agua potable, la cual es impulsada por energía solar, gracias a una alianza entre la alcaldía del municipio, comunitarios, la Unión Europea y Oikos Renovables.

Foto Cortesía.

El agua potable llegó a las viviendas de Zanzíbar desde septiembre y octubre pasado, como parte del proyecto Promoviendo un municipio verde con una gestión pública participativa e incluyente en San Pedro de Lóvago”, informó la UE a trvés de un comunicado.

El proyecto en San Pedro de Lóvago también incluyó la entrega, sin costo, de 60 paneles solares a igual número de familias que no contaban con energía eléctrica en sus casas y que, por la distancia, les era difícil tener acceso a algún tipo de energía. Asimismo, proporcionó cocinas “limpias” y la construcción de un relleno sanitario.

Los habitantes de esta comunidad agradecieron a la UE porque tener agua potable para ellos era como “un sueno imposible”.

“El agua no era potable y a mí me tocaba caminar unos 60 metros para llegar al pozo y darle entre 37 y 40 vueltas a la bomba para obtenerla, era nuestra rutina, y ahora solo es abrir la llave de la casa y ya ¡tenemos agua buena!”, expresó José Antonio Meneses, de 35 años.