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Diana Brooks, con sus títeres educa, entretiene y se gana la confianza de sus estudiantes

Con el paso de los años ha aprendido a desarrollar en sus alumnos el lenguaje y las habilidades psicomotoras.


Diana Marina Brooks Vargas, de 59 años, desde pequeña fue extrovertida, por ello, las actividades extracurriculares le ayudaban a liberar toda la energía y buena vibra que tenía, con el tiempo, también descubrió que con los títeres podía descargar esos elementos de su personalidad y ahora los utiliza como un método de enseñanza y erradicación de obstáculos de sus estudiantes de preescolar o maternal.

Desde hace seis años ejerce la docencia en el preescolar Ecokinder, en Managua, ahí los títeres afirma les han brindado confianza a sus estudiantes y eso ha colaborado a descubrir sus problemas sociales y familiares, que le dificultan el lenguaje y desarrollo psicomotor.

“Cuando los niños ven un títere, ellos se sueltan y le dicen cosas que no le dicen a la profesora, por ejemplo, un niño que me dijo: -profesora, mi mamá hoy amaneció arrecha y me tiró el zapato-, pero él tenía el títere en su mano, los títeres ayudan a tener más confianza en ellos mismos y ellos cuentan cosas que generalmente no le contaría a otra persona”, indicó Brooks.

Según la docente, algunos secretos de los niños y niñas revelados a los títeres, le han ayudado a cambiarles la vida, brindarles confianza, resolver problemas del lenguaje y otras situaciones que bloqueaban el aprendizaje, situación que ha visto patentizada en el grupo maternal que actualmente guía.

“Yo he tenido niños de 18 meses a 2 años que están diciendo nuevas palabras, también tenía niños y niñas que no decían nada, una madre me decía -la niña ya dice vaca-, ese es un avance y eso a la mamá la mantiene contenta y a mí también, se pueden frustra al ver a otro compañero hablar y ellos no poder hacerlo”, enfatizó Brooks Vargas.

Aunque esta talentosa titiritera nació en Bluefields, desde los 11 años su papá y mamá la trajeron a Managua, en busca de una vida mejor y en esa edad en el Colegio Público Elvis Díaz Romero, se enamoró de este arte, inculcado a los estudiantes por un docente.

“Tenían un profesor de teatro, inmediatamente yo me involucré en el grupo y hacíamos funciones en los barrios aledaños, hablando sobre la limpieza, sobre los temas sociales, por ejemplo, cuando comenzó la Cruzada Nacional de Alfabetización, haciendo obras y programas sobre cómo podríamos trabajar con el campesino, como los íbamos a abordar, fue ese mi primer acercamiento”, dijo Brooks Vargas.

En 1982, con tan solo 19 años, ingresó al Sistema Sandinista de Televisión (SSTV) y empezó a ganar su primer salario mínimo, haciendo lo que más amaba, todo ello luego de pasar un curso de títeres y posteriormente presentar una obra llamada “Los socios sucios”.

“Estábamos en un programa llamado Ronda Cumiche, tenía varios espacios y uno de ellos era el de los títeres, luego se llamó Matatiru Tirula”, rememoró.

Aunque ninguno de sus hijos e hijas actualmente se dedican a ser titiritero, recuerda que desde pequeños han colaborado en muchos de sus más de 50 cuentos, 15 de ellos ya estrenados a través de sus funciones.

Dos de sus hijas le han colaborado con guiones, aunque sus profesiones son de pedagogas y docentes, mientras a su hijo le atrae la actuación y el teatro.

“Hay una obra que se llama ´El niño que perdió la Fantasía´, cuando mi hija Silma Lilla, tenía 12 años estaba jugando con su hermanito y de repente me llama y me dice: -mamá se me acaba de ocurrir una idea, ahorita que Rodolfo (su hermano) se está riendo, este era un niño muy alegre, inventaba sus juguetes, pero llegó su papá y le dijo vos estás haciendo mucha bulla, te voy a robar tu fantasía y el niño salió a buscarla, pero inventa el resto- la idea me pareció fascinante, 9 años después teníamos el guion”, recordó la artista.

Su esposo, con quien lleva 36 años de matrimonio, también le colabora con la creación de sus personajes desde que él cumplió 30 años.

“Él es ingeniero mecánico, ahora es psicólogo y asústense, descubrió construyendo títeres que tiene el don para construir y manipular”, contó riendo a carcajadas Brooks.

Brooks lamenta que actualmente no se pueda vivir de este arte, pues aseguran que a raíz de la pandemia de la covid-19 los shows con ONG´s e instituciones del Gobierno se han visto reducidos.

“Antes teníamos funciones todos los meses, teníamos actividades con muchas instituciones y con ONG´s sobre todo, pero últimamente la ayuda a las ONG´s está centrada en otras metodologías de atención, entonces el arte y los títeres como una forma de enseñanza que estuvieron utilizando, ya lo están utilizando menos”, lamentó la artista.

Brooks Vargas se graduó de la carrera de educación preescolar en Cuba, de donde es originario su esposo y tiene múltiples de diplomados, como uno en Juegos infantiles, Biodanza y actualmente se prepara en un diplomado de Niños con autismo y la metodología de Análisis de Conducta Aplicada (ABA).