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Supuestos asaltantes adolescentes se toman puntos de la capital, según denuncias ciudadanas


Recientemente, se publicó a través de Facebook un video en el que una mujer denuncia que le robaron las copas de su vehículo, mientras esperaba la luz verde en los semáforos ubicados en la primera entrada a Las Colinas en Managua, lo llamativo del hecho es que los seis presuntos asaltantes son adolescentes y niños.

La joven, quien prefirió no revelar su nombre, se armó de valor y logró recuperar las piezas, luego de bajarse de su vehículo y grabar el rostro de uno de los adolescentes, quien la amenazaba.

“Desde que yo me acerco a un semáforo pongo parabrisas, porque es una señal obvia que no necesito el servicio, a pesar de que yo les pedí de muchas maneras que no quería que me limpiaran el vidrio y mucho menos que pasen el trapo no hicieron caso”, dijo la joven vía telefónica.

Según la afectada fue un vendedor quien le alertó que los infantes y adolescentes le habían quitado las copas, por ello decidió bajarse del vehículo a revisar.

“Ellos querían distraerme para quitarme los emblemas o copas, me cambié de carril, aun así, me siguieron baje el vidrio para correrlos y apenas se quitaron cuando ya lograron su objetivo”, compartió la ciudadana.

Algunos cibernautas comentaron que ese es un punto crítico por robos que cometen constantemente, por ello Karla Nicaragua, asesora legal de la Asociación Quincho Barrilete, explicó que en estos casos la responsabilidad civil o penal si pueden recaer en los adolescentes y hasta en padres de familia, si se constata complicidad o falta de tutela.

“Recordemos que tenemos un código de la niñez y la adolescencia, que establece que son sujetos a procesos judiciales, incluso hasta a ir a la prisión los adolescentes ya de 15 años cumplidos, además dice la ley que aquellos casos donde hay un daño al patrimonio como el caso de los robos el padre o el tutor están obligados a responder civilmente por los daños causados”, dijo Nicaragua.

Según la especialista, son de 1 a 8 años de prisión los que un adolescente podría cumplir dependiendo del crimen cometido, mismos años para sus padres de ser coautores del hecho.

“Si los padres son cómplices o son los que propician este tipo de delito, también se les podría acusar de coautores materiales e intelectuales, en este sentido también es importante hacer un llamado a los padres y tutores de estos muchachos estar atentos”, indicó.

La especialista teme que la falta de atención a este problema social de parte de autoridades policiales, gubernamentales, defensores de la niñez e incluso la ciudadanía, puedan convertirse en detonante de la creación de pandillas a largo plazo y “naturalización” de la violencia y el crimen.

“En otros países de Centroamérica las pandillas en algún momento nacieron así, de muchachos que andaba en la calle sin tutela, donde no había una corrección adecuada, entonces si hay focos donde se sabe que está ocurriendo de forma permanente y constante estos casos, puede crearse un plan operativo en un lugar y puede ver quiénes son los que están propiciando este tipo de hechos y hasta si hay inmiscuidos padres de familia”, agregó.

El sociólogo Miguel España, coincide los hechos delictivos podrían ser consecuencia de la falta de tutela de padres de familias y debe poner en alerta a instituciones gubernamentales y protectoras de la niñez.

“Los jóvenes o niños receptores de la violencia económica en las familias no tienen para sobrevivir, pagar los estudios, alimentación, entre otros y, por lo tanto, tienen que emigrar, entonces los muchachos y muchachas quedan solos o al cuidado de tíos, tías, abuelas que a veces no pueden o no tienen la fuerza de convertirse en los referentes de autoridad”, dijo España.

El sociólogo reconoció que compartir la situación en las redes sociales no es suficiente, se requiere de denuncias de estos casos a la Policía Nacional para que puedan atacar los focos de delincuencia adolescente.

“No es solo echarle la culpa al adolescente, al joven como un elemento individualista, sino que es como resultado de un proceso de crisis y reestructuración de la familia, de la sociedad en Nicaragua”, finalizó.