Héctor Escobar / VOS TV

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La lucha de María de la Cruz Quezada contra un enemigo silencioso: el Alzheimer

Alzheimer, la enfermedad del olvido y que requiere atención no solo al paciente principal, también a su núcleo familiar


Sentada en una silla mecedora pasa la mayor parte de sus días María de la Cruz Quezada, de 94 años, habitante de Managua. Sus piernas deterioradas por los años ya hacen sus últimos esfuerzos, su mirada es cansada y perdida, su mente se nubla por un enemigo silencioso que le acompaña desde hace tiempo: el Alzheimer.

La señora ve al equipo de VosTV y pregunta "-ustedes quienes son-”, parece abrumada, pero su nieta María Teresa García la tranquiliza y le indica: “le tomarán fotos y videos porque está muy bonita usted”.

Este comentario saca una sonrisa a la anciana, quien con su vestido amarillo favorito, recibe al equipo y asienta al comentario relacionado a su belleza.

Pero es imposible tener una conversación larga con María de la Cruz, es repetitiva y no recuerda casi nada de lo que fue su pasado, una mujer activa en las labores del hogar. Sin embargo, sí pregunta constantemente por su esposo y su hermana, ya fallecidos hace algunos años.

“¿Y Chico?”, pregunta repentinamente María, a lo que su nieta le contesta: “-ya se murió, es que fumaba mucho-”. La pregunta tranquiliza a la mujer, que a veces a cada respuesta, saca una sonrisa.

La señora solo conversa con una de sus nietas, es María Teresa, pero lo hace solo si no está cansada y si es ella quien lo solicita.

“Ella cocinaba en la casa, entonces comenzó a echarle vainilla al arroz o azúcar, cambiaba los ingredientes que aplicaba, uno le decía que no cocinará por miedo a que se quemara", comentó su nieta.

Al llevarla al médico, el diagnóstico fue demencia senil, sin embargo, era el inicio del Alzheimer que le atacaría a partir de ese momento. La situación empeoró con la muerte de su esposo, con quien llevaba más de 60 años de matrimonio.

“Cuando fallece mi abuelo, llevaba 5 años desde que le inició la demencia senil, al morir mi abuelo se puso bien agresiva, prácticamente después de la vela, ella ya no recordaba que él se había muerto, ya no recordaba muchas cosas, fue el detonante”, rememoró García.

Su abuela interrumpe: “-yo me voy a morir-”, a lo que contesta García: “-no-”, y prosigue, “ya hace dos años repite constantemente esa frase de que se quiere morir”.

Una frase que María Teresa atribuye a la artritis deformante que la agobia y el dolor que a ella le generan en sus rodillas, porque a pesar del medicamento que se le suministra en dosis baja, eso ya no le quita el dolor.

Actividades cognitivas y viajes al pasado

Para María de la Cruz, las actividades cognitivas se han vuelto cotidianas en casa, con ayuda de su familia las realiza, para ayudar a reactivar su mente.

Le fascina sobre todo ver fotos de su juventud y pasar ratos en Instagram.

“-Que viejita-”, dice María de la Cruz, cuando su nieta le enseña una foto y un video de su reciente cumpleaños número 94.

“Con las fotos sobre todo le ayudo a recordar, le digo -esta foto es de su boda, esta foto es de su hija pequeña- más que todo es para que no olvide por lo menos las personas que a ella si la quieren, las personas más cercanas que estuvieron con ella, pero a veces vienen a visitarla y lo primero que preguntan es -¿sabe quién soy?- eso es lo que no debe preguntarse, a ellos les aturde”, indicó.

Anabel García, nieta de María de la Cruz, quien también junto a su hermana se encargan de cuidarla, es llamada por la paciente “Vilma”, nombre de una sobrina de ella.

“Hay momentos que está bien tranquila, pero hay otros que si uno le hace algún comentario, ya le dice cosas, cuando ya se pone así el doctor nos ha dicho que la dejemos sola, ella se mira que está agresiva, lo mejor es dejarla sola, que ella se calme, porque si insistimos se va a poner peor”, refirió.

En un principio para Anabel fue difícil reponerse al golpe de saber que cada vez su abuela la recordaría menos.

“Es duro saber que hay un día que no me va a recordar ni con otro nombre, -no sé quién sos vos-, me dijo una vez y fue duro”, mencionó Anabel García.

La atención a familiares y cuidadores es clave

Los familiares de María de la Cruz, junto a otras 59 familias, desde este 2022 reciben la debida atención en la Fundación Alzheimer de Nicaragua, porque para ellos es necesario entregar la medicina del amor, ante la ausencia de una cura.

Edith Hernández, psicóloga de esta Fundación, explicó que con esta atención buscan evitar caer en “el síndrome del cuidador quemado”, una sensación de estrés.

“Puede sentir que el paciente es una carga para él, que lo que está haciendo por el paciente no es bueno o no es suficiente, entonces acá como Fundación lo que hacemos es capacitarlos”, agregó.

Según Hernández, a los pacientes que aún tienen una buena movilidad, también se les reúne para la realización de actividades cognitivas bajo techo, como caminar, juegos de mesa, entre otros.

La doctora Yelba Godoy López, máster en neuropsicología, especificó que los fármacos recetados por los médicos son esenciales en las personas con Alzheimer, porque retardan su desgaste neurológico, pero en Nicaragua prevalecen pocos profesionales en la materia.

“Yo cada vez que tengo que ver a mis pacientes cada 6 meses o cada año, dependiendo del estadillo de la enfermedad, comparo las pruebas neurocognitivas año con año, y voy valorando si ha avanzado, o si la memoria a corto plazo ha mejorado o sea detenido temporalmente, todo eso lo hacen las medicinas”, añadió.

Jóvenes no están exentos

Aunque raros, existen casos de jóvenes que también pueden padecer esta enfermedad.

A nivel general, el riesgo de sufrirla suele aparecer a partir de los 60 años, según la experta, pero en Nicaragua ha atendido al menos un caso, por ello, hizo un llamado a verificar cuando un olvido es por estrés o cuando se debe a un daño neurológico.

“Porque a veces hay olvidos y muy serios, hay un alto nivel de estrés que no están controlando, porque a lo mejor hay un trastorno del ánimo detrás, estás triste, deprimido y en ese cerebro no hay espacio para la concentración, para la atención, para la memoria, porque estás tan metido en tu depresión”, remarcó.

Solo en 2022, la Fundación Alzheimer de Nicaragua, inició la atención a 60 nuevos pacientes, sin embargo, a nivel oficial por parte del Ministerio de Salud (Minsa) no existen datos específicos de cuantos nicaragüenses la padecen.

La familia de María de la Cruz tiene claro el panorama, están conscientes que el Alzheimer, la enfermedad del olvido, un día podría terminar con todos sus recuerdos, hasta el punto de desconocer a todos sus seres amados, pero mientras llega ese momento, no dejan de luchar a su lado para que en sus últimos días, rescate aunque sea pequeñas memorias de su presente y su pasado.

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