América Latina y el Caribe se ha convertido en la “capital mundial de los homicidios”, así lo aseguró en un informe The Wall Street Journal, en el cual se afirma que la violencia crece en la región de forma permanente desde el año 2000.

El informe refleja cifras contundentes tales como el caso de Brasil, que en 2017 rompió un récord de 63, 808 homicidios; seguido de México que solamente en los primeros meses del año 2018 registró 31,174 homicidios.

Por otro lado, se encuentran los países integrantes del Triángulo del norte: El Salvador con 2, 365 homicidios; Honduras con 2, 389 y Guatemala con 1,524 en lo que va del año.

Los mandatarios de los diferentes países afirman que hacen sus mejores esfuerzos para acabar con la violencia, aunque los planes parecen aumentar las cifras.

Recientemente, en la 73 Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el presidente de México, Enrique Peña nieto, afirmó que “hemos procurado fortalecer nuestras instituciones y proteger a la sociedad de la amenaza del crimen y la violencia, en la búsqueda de un México en paz”.

México vive una escalada de violencia y la más alarmante desde hace 21 años. Tan solo en julio de 2018, el país registró 2,599 homicidios.

Violencia en Centroamérica

Los países integrantes del Triángulo del Norte, han sido escenarios de violencia, pandillas, extorción y maras. Este 2018 El Salvador, incrementó la cantidad de homicidios a un 14%, en comparación con el mismo periodo del año anterior, lo que se traduce en 2,365 homicidios.

Por su parte, el presidente de dicho país centroamericano, Salvador Sánchez Cerén, afirmó en 2017 que “la prevención seguirá siendo una de las principales apuestas de mi gobierno, con el apoyo de diversas instituciones desarrollamos acciones en cincuenta municipios, recuperamos 129 espacios públicos” , refiriéndose a los logros de su gobierno contra las maras.

En Centroamérica, existen precedentes de esfuerzos realizados por los gobiernos por querer erradicar la violencia, muchos de ellos sin resultado. Tal es el caso de Honduras, que para el año 2013 el gobierno del entonces presidente Porfirio Lobo, intentó un diálogo con la Mara 18 y Mara Salva Trucha. Cinco años más tarde, miles de familias huyen a Estados Unidos, por el estallido de crímenes, violencia y pobreza en el país.

Sobre Nicaragua

Al sureste de Honduras, está Nicaragua, que hasta el primer trimestre de 2018 se perfilaba como el más seguro de Centroamérica. En el país con más de 6 millones de habitantes, la violencia está ligada al descontento social con la administración del actual presidente, Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, vicepresidente de la República.

El descontento en la población inició el 16 de abril, día en que el Instituto de Seguro Social (INSS) anunciara una reforma que aumentaba el aporte de los asalariados, pensionados y empleadores.

El día 18 de abril, ciudadanos autoconvocados se plantaron en Camino de Oriente para exigir al gobierno derogar la reforma al INSS, el 19 de abril universitarios marcharon y como resultado se reportaron los tres primeros fallecidos, que tras seis meses de convulsión sociopolítica aumentaron a más de 500, según organismos de derechos humanos nicaragüenses.

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Expertos afirman que el conflicto sociopolítico aumentó los robos, homicidios y secuestros en Nicaragua. La situación del país centroamericano ha sido abordada por la Organización de Estados Americanos (OEA) más de una vez, urgiendo al gobierno del presidente Ortega, facilitar “elecciones anticipadas, libres y transparentes”.

En 2018 los nicaragüenses han vivido los meses más duros de su historia desde la Revolución de la 1979, con un contexto que por más de seis meses ha retrocedido la economía, situación de derechos humanos y seguridad.

Los actuales gobiernos y los venideros de cada país en América Latina y el Caribe luchan contra la violencia. El homicidio es el flagelo más común que se ha convertido en el pan de cada día para los habitantes de estos países donde prima el temor y en donde luchar por vivir un día más parece ser un reto en tierras dominadas por los hechos violentos.