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Fenómeno de El Niño no afectará producción azucarera, asegura CNPA

Sector preparado con sistemas de riego y obras de evacuación de agua en caso de presencia de huracanes.


Está previsto que los efectos del fenómeno de El Niño se experimenten entre julio y agosto en Nicaragua.

La Comisión Nacional de Productores de Azúcar (CNPA), señala que la última vez que este fenómeno afectó al país se presentó neutral, combinado con el fenómeno de La Niña, lo que trajo consigo los huracanes Eta e Iota en 2020, con impactos negativos en esta actividad económica, por esa razón los ingenios se preparan con limpieza de canaletas, así como en obras de infraestructura para evacuar el agua de los campos y proteger la industria para evitar pérdidas.

“Por suerte, la caña comienza a ponerse fuerte precio a la temporada de huracanes que ha sido en octubre y noviembre, ya para ese tiempo tiene un desarrollo suficiente, en lo que sufre es en la productividad y en la acumulación de azúcar, pero no se pierde el cultivo como tal”, dijo Mario Amador, gerente general de CNPA.

Adicional, se llevan a cabo planes de cosechas para cortar los campos que tienen suelos más arenosos, que pueden infiltrar más rápido el agua y que pueden estar en condiciones de ser cultivados, una vez que haya terminado los efectos meteorológicos como los huracanes.

“Hemos venido preparando los canales de drenaje, las obras de compensación y mitigación que se puedan hacer, empezamos a preparar las fábricas para evitar inundaciones, como ha ocurrido en países vecinos, como Honduras”, agregó.

Expone que fenómenos con efectos como en 2020 se vuelve muy difícil de manejar porque la acumulación de agua es demasiado grande y es complicado evacuarla de los campos.

Hasta 200 mm menos de lluvia con presencia del fenómeno El Niño

Usualmente, durante este fenómeno se registra un déficit de lluvias, en ese panorama la industria registra una reducción de hasta 200 milímetros (mm) de agua, lo que implica mayor bombeo del líquido para el riego de las plantas que requieren de sol en el día y lluvias por las noches para su labor fotosintética que garantice mayor productividad.

“Si son periodos secos, en ingenios como el Montelimar donde los niveles de precipitación pueden bajar de 900 a 1,000 mm de agua cuando lo normal es de 1,200 a 1,400 mm, podría parecer poco pero si la distribuimos en el tiempo obliga a los ingenios a usar más los sistemas de riego para darle la cantidad de agua que necesita la planta”, refirió.

En esa misma línea detalla que el ingenio San Antonio y Monte Rosa, ubicado más hacia el Pacífico norte, las precipitaciones en periodo lluvioso normal andarían entre 1600 a 1,800 mm, mientras que con en fenómeno del niño puede pasar de 1,400 a 1,600 mm.

Ingenios preparados con reservas de agua

Según Amador, los ingenios se han preparado con reservorios de agua; el ingenio Montelimar cuentan con lagunetas que permiten acumular una gran cantidad de agua, así mismo usan agua de río que se rebombea agua que va hacia el mar llevándose al nivel más alto de la plantación para poder irrigar la sequía.

Por su parte, el ingenio Benjamín Zeledón bombean agua desde el Lago Cocibolca hacia lugares altos, esa agua por gravedad baja hasta llegar a los campos de cultivos distribuidos desde Nandaime hasta que llegan a Potosí en Rivas, donde hay un canal de riego importante que permite que la población tome agua.

“Los reservorios están, hacen obras de infiltración, trabajos para garantizar que el agua no dañe el suelo, sino que se infiltre, se procura garantizar que el manto freático se mantenga con el nivel adecuado para poder regar”, sostuvo.

Apuntó que es difícil cuantificar la inversión adicional en los costos de producción, ya que varía según cada ingenio pero que si se incrementan significativamente.

“El riego es caro en Nicaragua, usualmente se hace en el día cuando la energía es más cara, entonces eso incrementa los costos pero no podría indicar cuál será el aumento porcentual”, comentó.

A pesar de los pronósticos del Fenómeno del Niño, la CNPA, tiene perspectivas positivas de crecimiento interanual, y esperan les permita superar los 17.5 millones de quintales del endulzante que se produjeron en la zafra 2022-2023, siempre y cuando no haya la presencia de uno o más huracanes que afecte fuertemente la producción.

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